
Misael Salazar F.
Un balance de sangre y violencia dejan los enfrentamientos entre disidencias de las FARC y estructuras del ELN en la conflictiva región del Catatumbo, limítrofe con Venezuela.
El propio gobernador del departamento Norte de Santander, William Villamizar, confirmó a Caracol Radio este viernes, en 6 Am 9 AM, que se estima en 34 el número de fallecidos y 70 familias desplazadas producto de la violencia.
Entre las víctimas de esta guerra entre grupos al margen de la ley, se hallan 4 firmantes del Acuerdo de Paz que residían en el sector del Catatumbo, uno de los puntos más violentos y conflictivos del país.
Los firmantes del Acuerdo de Paz asesinados fueron Pedro Rodríguez Mejía, en el municipio de El Tarra, Jhan Carlos Carvajalino Quintero, en el municipio de Convención y Albeiro Díaz Franco y Yurgen Martínez Delgado, en el municipio de Teorama.
En la carretera que une a Cúcuta con el municipio de Tibú, fue asesinada el pasado miércoles la familia López, propietaria de la funeraria San Miguel, que colaboraba con los organismos de seguridad recogiendo los cadáveres que aparecían muertos en esta región con alta presencia de cultivos de droga y actores violentos, entre las disidencias de las FARC, el ELN y grupos paramilitares.
En este escenario, el gobierno y el pueblo colombiano vuelve a mirar hacia el Catatumbo, una región fronteriza con Venezuela, situada en el departamento Norte de Santander e integrada por 9 municipios, donde siempre ha imperado la violencia, entre otras razones por el descuido del Estado colombiano, dejando espacios abiertos para el cultivo de grandes extensiones de droga y la presencia de grupos al margen de la ley. En el centro del conflicto, como siempre, queda la población que reside es este polémico espacio geográfico colombiano.