La lucha de varios países latinoamericanos por obtener y fabricar las vacunas contra el Covid-19 ya ha comenzado.
Brasil y Cuba se hallan en conversaciones con las autoridades rusas para la fabricación de la vacuna Sputnik V, que es el nombre científico.
El mismo presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que la vacuna fue registrada y que la primera ciudadana rusa en recibir la dosis fue su propia hija.
El ministro de salud de la confederación rusa, dijo, por su parte, que, en dos semanas, a más tardar, comenzará el proceso de vacunación masiva en la población rusa, empezando por el personal médico, los profesores y otras poblaciones consideradas de alto riesgo.
A propósito de Cuba, el propio jefe del Fondo de Inversiones Directas (RFPI), Kirill Dmitriev, dijo que en noviembre próximo la isla comenzará el proceso de fabricación de la vacuna rusa.
Brasil y la India, este último país a través del Instituto Serum (uno de los mayores fabricantes de vacunas del mundo), también se halla cerrando negociaciones con el Fondo Ruso de Inversiones Directas para iniciar el proceso de fabricación de la vacuna rusa.
Aunque no se conocen los pormenores del acuerdo, se supone que el mismo contempla la fabricación de las vacunas destinadas a la población de cada uno de esos países (Cuba, Brasil y la India) y sus países vecinos.
México y Argentina, la otra vacuna
Mientras esto sucede con la vacuna rusa (Sputnik V), el presidente de Argentina, Alberto Fernández, confirmaba que, junto a México, su país se encargará de producir la vacuna de la Universidad de Oxford, desarrollada por el laboratorio AstraZeneca. Esta es la misma vacuna británica.
El acuerdo prevé que Argentina (donde comenzará el proceso de fabricación) y México (donde se envasará la vacuna), sean los países encargados de la elaboración y distribución de la vacuna de Oxford para América Latina.
Detrás del proyecto argentino-mexicano para la fabricación de la vacuna de AstraZeneca, se halla la “Fundación Slim”, del magnate mexicano, Carlos Slim, por lo que, incluso, ya se anunció que la vacuna de Oxford costará 4 dólares, equivalente a unos 16.000 pesos colombianos.
El proyecto de los dos países latinoamericanos contempla producir entre 150 y 250 millones de dosis y se estima que América Latina necesitará 230 millones de dosis.
La conclusión es que cada país está buscando la forma de asegurarse la vacuna para su propia población en el menor tiempo posible.
