
“…no es propio invitarlos a degustar el libro, es propio invitarlos a conversar sobre estas crónicas que para muchos de nosotros han estado presentes desde diversos ángulos y forman parte de nuestra arqueología personal”.

La historia es como el maná de los pueblos, es como un pan que no se endurece con el tiempo, es el filtro que nos lleva siempre a un presente y nos recrea los escenarios y los personajes. Sin embargo, contar o narrar los hechos requiere de un experto artesano de la palabra o de la pluma, alguien que tenga el don de devolver uno a uno esos pequeños filigranas que formaron complejas estructuras en la vida política, económica, social y cultural de una comunidad.
Gerardo Castro Pérez y Misael Salazar Flórez, periodistas, escritores y amigos del coloquio histórico, son una muestra de la pluma conversa, esa arteria invisible que hace brotar el númen y lo expande en cada palabra de su libro “FLORIDABLANCA, EL VALLE DE LA MANO DEL NEGRO (DULCES CRÓNICAS)”, que enmarca no solo el recuerdo de los episodios y protagonistas contemporáneos, sino la frágil ciudad que va perdiendo sus códigos provincianos.

La verdad contada desde lo anecdótico y enmarcada por una alternancia en el tiempo nos interna en el corazón de la ciudad dulce, cabalgando en el sueño de Cervantes con diez y ocho relatos a manera de aspas que dan vida a un molino de viento. Son crónicas hechas para leerlas y degustarlas, para sentir alegría y añoranza, para evocar los rincones de nuestra infancia, para soñar y tal vez querer vivir momentos que no volverán.
Estas crónicas posan su acervo y estilo en la pasión literaria, en poder comunicar los sucesos de una manera popular, en lenguaje práctico y de fácil entendimiento. La Mano del Negro es el piso socio político que dio origen a esta ciudad; la segunda crónica describe cómo se presentaron las causas de la separación del Cantón de Girón; la tercera hace un recuento cosmogónico e hipotético de los petroglifos con relación a culturas aborígenes o extraterrestres; la cuarta permite dudar de los asentamientos aborígenes; la quinta hace una referencia al santo patrono de la ciudad; la sexta es una remembranza del ictiólogo Carlos Ardila Rodríguez, hijo ilustre de la ciudad, donde le cuenta a Gerardo episodios y personajes que compartieron en su juventud; la séptima referencia parte de la vida del primer cura párroco de la ciudad, José Elías Puyana y Rizo; la octava hace una reflexión costumbrista sobre la vida y muerte de la Empresa Licorera de Santander y la novena y la décima rinden un pequeño homenaje a dos de las empresas símbolo de la ciudad, la Cervecería Clausen y Fuegos Artificiales la Mariposa y sus grandes gestores Cristhian Peter Cláusen y Milciades Alberto Núñez.

La crónica once rinde culto a la filantropía y mecenazgo ejercido por más de cuarenta años por la familia Gutiérrez Gómez, ilustres hijo de la ciudad; la cultura y el arte son parte de las crónicas doce y trece que cuentan los inicios de la casa de la Cultura Piedra del Sol y la identidad cultural vulnerable; la catorce describe como es vulnerada nuestra cultura ancestral al introducir personajes que no representan nuestro legado; la quince muestra parte de la vida de don Helí Carreño, el médico del pueblo y personaje ilustre de la ciudad; la dieciseis presenta un panorama real de la ciudad donde los nativos son parte minoritaria poblacional y minoritaria en las decisiones de estado; la diecisiete describe un momento solemne en la historia de la ciudad con el enterramiento del Arca de la Historia que se abrirá en 1952 y contiene elementos de familias, artistas y empresas de la ciudad; la crónica número dieciocho hace una introspección sobre las causas y consecuencias de la pandemia y los cambios paradigmáticos que conlleva.

Se podría decir que la obra literaria en comento no obedece a rigidez temática ni cronológica, simplemente recrea los hechos de una forma amena y versátil. Por eso, no es propio invitarlos a degustar el libro, es propio invitarlos a conversar sobre estas crónicas que para muchos de nosotros han estado presentes desde diversos ángulos y forman parte de nuestra arqueología personal.