
Desde por allá, a principios de la última década del siglo pasado, mentar a don Pedro Navarro en Floridablanca, era sinónimo del trabajador incansable, aportante a las causas justas y participante activo del devenir político comarcano.
Decía Don Pedro: “Betulia, pueblito querido y bonito que me vio nacer y en el que pasé mi feliz infancia hoy convertida en recuerdos de añoranza. Y mi Floridablanca, la Florida amable que me abrió sus brazos adoptándome con cariño y permitiéndome ser parte de su destino de progreso”.
Dice el creyente: Sabemos cuándo nacemos pero no conocemos cuándo vamos a morir. Es el Todopoderoso quien nos signa la última señal de la Cruz y su decisión infalible nos transporta a la divinidad de la vida eterna. Y así, Don Pedro, aun cuando en plena efervescencia de su existencia, con muchas tareas todavía por cumplir, recibió el llamado celestial y hoy ya a la diestra del Creador disfruta la eternidad de los justos.
Sí, los justos, porque ese fue Don Pedro Navarro, a quien se le recuerda, entre muchas otras acciones de indulgencia y generosidad, cuando el año pasado durante varias jornadas acudió al Parque del Agua a favorecer migrantes venezolanos, a quienes con inmenso sentido de solidaridad les brindó plato de comida calmándoles su afán alimenticio.
Ciudad Florida se une al dolor por la partida de tan honesto, decente, trabajador y honrado hombre amigo de esta casa periodística, y le expresa sentimiento de pena a toda su familia, en especial, a su hijo, César Navarro, Concejal de Floridablanca. (Gerardo Castro Pérez) .