
Los escritores y periodistas, Gerardo Castro Pérez y Misael Salazar Flórez, aprovechando el encierro por la pandemia que sacude al mundo, redactaron este conveniente texto, usando lenguaje coloquial.

La historia de Floridablanca es más reciente que la de otras muchas localidades de Santander y Colombia, pero no por ello menos rica, curiosa y fascinante.
Lo que ha sucedido, quizás, es que el municipio dulce de Colombia, por acción o por omisión, no ha logrado difundir su verdadera memoria. Por ello, o a consecuencia de ello, se ha incurrido en imprecisiones y hasta en un terrible desconocimiento de sus raíces.
Se trata de una obra escrita en lenguaje conversacional y grato, donde al detalle, van contando historias del segundo municipio más poblado de Santander: Floridablanca.
Gerardo Castro Pérez y Misael Salazar Flórez, aprovecharon el aislamiento obligado por la pandemia 2.020, y se encerraron a concluir el libro que lleva por título: “Floridablanca: El Valle de la Mano del Negro, Dulces Crónicas”.
Echaron mano a la dispersa referencia documental que existe, a sus vivencias y a la oralidad paisana que aún es posible recopilar, y su experiencia literaria, concluyó en 18 crónicas que dan cuenta de la historia menuda citadina, pero también de los grandes acontecimientos del municipio cuyo espacio hoy compartimos 300 mil habitantes.
18 crónica florideñas
Integran esta bonita experiencia, 18 crónicas que resumen el hecho de ser y sentirse florideño.

La primera de estas historias se titula: “La Mano del Negro”, que nos remonta al Valle de la Mano del Negro, lugar aquel del siglo XVIII donde comenzó la historia de Floridablanca.
O la crónica dedicada al proceso de rebelión contra el Cantón de Girón, que culmina otorgándole rango independentista y nombre propio a la Parroquia entonces llamada, Floridablanca de San Juan Nepomuceno.
Los autores, entre otros escenarios, van paseando su narrativa por las garzas danzantes de la época, el falso cacique Chanchón del parque, la Cervecería Clausen, la filantropía de las señoritas Gutiérrez, la embriagada Empresa Licorera de Santander, los petroglifos de la enigmática Piedra del Sol, la mentira del museo Guane, y la luminiscencia de Chispitas Mariposa.

Para también recordar a uno de los más ilustres florideños, don Elí Carreño, los autores narran una crónica titulada: ¿Quién lo mató, quién se benefició? Igualmente nos cuentan la historia de San Juan Nepomuceno, patrono de la parroquia y José Elías Puyana, primer párroco de la comarca. Así, Gerardo y Misael, van escribiendo y describiendo sucesos inéditos e historias antes obviadas o mal contadas, y a su vez, transitan su pluma imaginaria desempolvando leyendas y recuerdos que le dan sentido alegre al hecho de ser y sentirse florideño.
Por cierto, hay una crónica dedicada al gentilicio: “Florideño”. En ella, los autores dejan sentado, con argumentos de sustento convincente, que el gentilicio de los residentes en Floridablanca fue, es y será: Florideño y no floridadablanqueño, como de forma errada e inadecuada han querido sugerir “connotados eruditos”.

Estos son algunos ejemplos o muestras del enjundioso trabajo realizado durante casi dos años de entrevistas, investigación, compilación documental y redacción.
El objetivo de la obra es, contribuir al fortalecimiento de la identidad florideña y consolidación del sentido de pertenencia.
Ya en imprenta
El texto ya está listo para entrar a imprenta y el venidero mes de noviembre estará a disposición de los lectores.
En este momento, los autores, se hallan en el proceso de preventa del libro, por lo que él, o los interesados en adquirirlo, se pueden comunicar a través de los números de contacto WhatsApp: 350 8578054 y 320 6728391.