Donald Trump develó la estrategia. La vacuna estará lista en noviembre, para las elecciones presidenciales. Por lo tanto, será una herramienta política, más que científica.
Misael Salazar Flórez
Buena parte del mundo celebraba este lunes el anuncio de Donald Trump y los representantes de la empresa Moderna, acerca del inicio de la tercera fase de pruebas con miras a obtención de la vacuna contra el Covid-19.
La empresa informó inicialmente que la vacuna estará lista para su distribución a comienzos del año 2021. Y dijo, también, que se prepararán 500 millones de dosis en la primera producción masiva. Pero agregó que, si logran inyectarle más recursos al proyecto, se podría llegar a producir 1.000 millones de dosis para el año entrante.
Como era obvio, Donald Trump celebró la noticia de la empresa Moderna, mientras visitaba personalmente el Estado de Carolina del Norte, donde otra empresa, Novavax, desarrolla otra vacuna experimental con un presupuesto de 1.600 millones de dólares asignado por la administración Trump. Este proyecto también se halla en la fase tres, es decir, muy cerca de concretarse.
Una carrera contra Biden
Pero Anthony Fauci, Jefe del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de EE UU, cambió el tiempo y el cronograma. Expresó que el logro de la vacuna de Moderna es un récord mundial y apoyado en informes de la empresa, señaló que la vacuna estará lista muy probablemente en octubre y a más tardar en noviembre.
El asesor de Donald Trump en materia de sanidad fue directo al grano: “El proceso de producción y distribución podría comenzar en noviembre pero podría ser antes”.
El presidente de los Estados Unidos se refirió a la vacuna de Moderna como la “Operación Warp Speed”. Sí, así tal cual como se lee. Es un término muy común en la literatura de ciencia ficción, que, traducido al castellano o al español, significa más rápido que la velocidad de la luz”.
Hasta aquí la noticia resulta muy alentadora para un planeta
que ya llegó a más de 16 millones de infectados por Covid-19 y casi 700 mil muertos.
Pero la noticia no muy gratificante la dio este lunes el propio presidente de los Estados Unidos, cuando afirmó que los primeros vacunados serán los ciudadanos estadounidenses. El resto de los ciudadanos del mundo podrá seguir muriendo tranquilo, mientras la vacuna de Moderna y Avavax o cualquier otra empresa, alcanza para ellos.
Seguramente los lectores precavidos de Ciudad Florida habrán notado que hay en las declaraciones de Anthony Fauci y Donald Trump, dos elementos muy importantes, más desde el punto de vista político que científico: La vacuna estará lista para el mes de noviembre o antes, dijo Fauci. Y Los primeros en ser vacunados serán los estadounidenses, agregó Trump.
Queda claro que la vacuna contra el Covid-19 ya es un arma política de Donald Trump para ganarle la batalla al candidato demócrata Joe Biden, que por ahora encabeza las encuestas. No es casual, por lo mismo, que la administración Trump haya destinado 6.300 millones de dólares para que cinco laboratorios desarrollen en tiempo récord la vacuna: Johnson & Johnson, Pfizer, AstraZeneca, Novavax y Moderna.
Pero esta no es una carrera de Trump contra el Covid-19, al que muy poca importancia le ha dado el presidente estadounidense.
La vacuna es una carrera contra Joe Biden, que se definirá en noviembre y el objetivo es seguir controlando la Casa Blanca, símbolo del poder en el país más poderoso del mundo.
Como no somos ciudadanos estadounidenses, no podemos ni debemos hacernos muchas ilusiones con la vacuna.
