Misael Salazar Flórez
Todos vimos volar por los aires al gran Evenepoel, el ciclista que Bélgica consiguió después de muchos años para suceder al otro grande: Eddy Merckx.
Como no perdió el sentido la joven estrella después de semejante caída, y como hablaba con el médico como si nada, creímos que la suerte había estado de su lado.
Pero todo resultó una ilusión pasajera. Cuando llegó al hospital y se procesó la radiografía, supimos, a las malas y a tientas, que el Giro de Italia del 2.020 se había quedado quizás sin lo que sería su máxima atracción: Un ciclón belga llamado Remco Evenepoel.
Rotura de pelvis, dijo el negativo que nos reveló lo que nadie quería saber. El mundo del ciclismo se quedó, de pronto, en fracción de segundos, en menos de lo que dura un bostezo, sin un joven que en solo tres años (porque llegó tarde al ciclismo), ya era la sensación de las carreteras del mundo.
La crónica de Carlos Arribas (El País/España), nos recordó que el caníbal Eddy Merckx también sufrió rotura de pelvis en el Velódromo de Blois (Francia) en 1969. Pero nos falló la respiración cuando el propio Merckx contó que nunca había sido el mismo desde aquella caída, a pesar que continuó ganando el Giro, el Tour, carreras cortas y carreras largas, pero siempre con el dolor que le causaba el fémur que nunca llegó a calzar en el lugar donde se hallaba antes de la también fatal caída.
Nos tocará decir que fue en el Giro de Lombardía del año de la mortal pandemia –con la economía del mundo hecha pedazos, con 20 millones de contagiados y casi 800 mil muertos–, que nos vimos obligados a posponer, por cuenta del destino, el debut de un hombre joven que lo venía ganando todo y que presagiaba un espectacular Giro de Italia.
Remco Evenepoel ya no será la estrella fulgurante del Giro de Italia. Su recuperación durará meses, por lo que parte de su equipo técnico ha dicho que el gran prospecto belga se perdió el resto de la temporada.
Pero no queremos decir como Carlos Arribas en El País/España, citando a Dante Alighieri cuando escribió en la puerta del infierno: “Abandone toda esperanza quien aquí entre”.
El gran Evenepoel regresará de los quirófanos, porque en su cortísima historia, trepado sobre una bicicleta, se ha convertido en la esperanza del nuevo ciclismo del mundo.
No comulgaremos esta vez con el gran Dante Alighieri. Esta vez arriaremos la bandera de la esperanza. Con Evenepoel ingresaremos al quirófano. Con Evenepoel regresaremos a las carreteras de Lombardía, el Giro, el Tour la Vuelta a España y los mundiales de ciclismo.
Habrá Evenepoel para mucho rato. Lombardía apenas será parte del recuerdo.
