
Floridablanca, enero 16 de 2025 — En un esfuerzo por mejorar la seguridad y calidad de vida de los ciudadanos, esta semana inició la demolición de la antigua escuela de Villa Luz, ubicada en el barrio Laureles. La estructura, que permanecía abandonada por más de 14 años, se había convertido en un foco de inseguridad y un espacio usado para actividades delictivas, generando temor entre los habitantes del sector.
La intervención, anunciada por el alcalde José Fernando Sánchez Carvajal, tiene como objetivo transformar el lugar en un parque para el disfrute de la comunidad. Según Genny Paola Hurtado, residente del barrio Laureles, esta obra representa una mejora significativa: “Es una bendición que piensen en nuestro barrio. Era un lugar inseguro y lleno de basura, y ahora ya tendrá un uso beneficioso para nuestros hijos y para la comunidad en general”.
Aunque el anuncio ha sido recibido con optimismo por los residentes, también plantea interrogantes sobre el impacto a largo plazo de este tipo de proyectos. Si bien la creación de un parque mejora el espacio público y fomenta la integración comunitaria, su sostenibilidad dependerá de un mantenimiento adecuado y de una planificación que contemple la seguridad y el uso responsable de la infraestructura.
La demolición, que aún está en curso con el uso de maquinaria amarilla, marca el inicio de una transformación que busca beneficiar a las familias de la Comuna Cuatro. El nuevo parque, según lo anunciado por la Administración Municipal, promoverá la recreación, el deporte y el esparcimiento, además de contribuir a la modernización del municipio.
Este proyecto pone en evidencia la necesidad de abordar el abandono de infraestructuras urbanas, que no solo representan un riesgo para la seguridad, sino también una oportunidad perdida para el desarrollo comunitario. En este caso, la transformación del predio apunta a un futuro más positivo para el barrio Laureles, aunque queda por ver si este modelo podrá replicarse en otras áreas del municipio que enfrentan problemas similares.
La comunidad espera con ansias la culminación del proyecto, consciente de que su éxito dependerá tanto de la ejecución de la obra como de su uso y cuidado posterior. El reto no solo es construir un espacio físico, sino también fortalecer los lazos entre los habitantes para garantizar que esta transformación sea sostenible y duradera.