Misael Salazar F.
La historia de cómo un hombre nacido en la calenturienta y polvorienta Guajira colombiana, pasa de la adversidad a la gloria en poquísimos días, la acaba de contar un joven que pertenece a las filas de uno de los más grandes equipos del mundo: Luis Fernando Díaz o Lucho Díaz.
Hace apenas un par de semanas, este colombiano jugaba en el Liverpool contra el Toulouse y a punta de ganas, soberbia o no sé qué, marcó un gol para levantarse la camiseta y pedir al Ejército de Liberación Nacional (ELN), que liberaran al viejo Mane Díaz, su padre, secuestrado por la guerrilla.
El clamor se hizo mundial y los guerrilleros no tuvieron otra salida distinta a la de aligerar la liberación del Mane. Lucho Díaz celebró la libertad de quien no solo es su progenitor, sino el gran culpable de que hoy sea uno de los mejores y más cotizados jugadores de fútbol del mundo.
Ya libre El Mane Díaz, ya sin el peso de esa carga Lucho Díaz, el jueves 16 de noviembre se reencontraron padre e hijo en el estadio Metropolitano de fútbol de Barranquilla, donde Colombia esperaba al poderoso seleccionado de Brasil.

Con el doblete, Luis Díaz le rinde homenaje a su padre, El Mane Díaz. Foto: Agenciaapi.co
Y comenzó el concierto. Colombia arrancó el partido perdiendo muy temprano, gracias a un gol del brasileño Martinelli, con asistencia de Vinicios Junior.
El equipo del argentino Lorenzo, no le quedaba otro camino que iniciar la remontada.
Lucho Díaz, solitario en la ofensiva colombiana, corría, metía el alma en cada zancada, jugaba al avestruz humano en un intento, y otro, y otro por perforar la portería de Allison, el guardameta brasileño.
Todo resultaba inútil, sin alguien que acompañara sus portentosas ganas de escribir la historia grande en el Metropolitano, en una cancha que conoce, con un público que le es familiar, porque Luis Díaz jugó en el Junior Barranquilla, antes que el Oporto se fijara en sus excepcionales condiciones.
En la humanidad del guajiro y en la del resto de los colombianos y brasileños, se notaba el cansancio, el resultado del gran esfuerzo y así, perdiendo Colombia en su casa, se fueron los dos equipos al camerino terminado el primer tiempo.
Se acerca la gloria
Brasileños y colombianos regresan al césped a terminar de definir la batalla.
Colombia sigue intentando y Brasil amenaza con otro gol para asegurar la victoria y terminar de hundir el barco dirigido por Lorenzo. A eso llegaron a Barranquilla.
Lo que no sabía Hernando Diniz, técnico brasileño y estratega del Fluminense, es que a Brasil lo esperaba una tormenta.
La pizarra marcaba el minuto 75 del partido disputado a muerte, aunque con Colombia en desventaja.
James Rodríguez comanda la orquesta y habilita por la izquierda a Cristian Martínez Borja, quien levanta el balón al centro del área controlada por Allison.
Allí estaba Luis Díaz, certero como pocos, arriesgado, como pocos. Inspirado, como pocos. Recibe el centro de Martínez Borja y lo acomoda con su testa a un costado de la humanidad de Allison y el estadio Metropolitano se levanta cual volcán encendido.
El hombre delgaducho, aparentemente inofensivo, lograba el empate y comenzaba a pisar el camino de la gloria que la noche le tenía reservada.
Colombia no terminaba de celebrar y Brasil apenas se sacudía la modorra que le produjo el golazo de Luis Díaz, cuando, otra vez James Rodríguez inicia una sociedad con Richard Ríos. Este envía otro balón al centro del área y allí, otra vez, como tigre agazapado con ganar de devorar la presa, el de Barrancas, en la Guajira, mete la cabeza y liquida por segunda vez a Allison, su compañero de equipo en el Liverpool.
Esta victoria enorme sirvió para muchas cosas: Por primera vez, Colombia derrota a Brasil en un partido de la eliminatoria mundialista. Eso ya es una hazaña.
Con su doblete, Luis Díaz mete a Colombia en la tercera casilla de la clasificación al Mundial 2026, solo detrás de Argentina y Uruguay y por encima de Brasil, Venezuela, Chile, Bolivia, Paraguay, Perú y Ecuador.
Como si todo esto no resultara suficiente, Lucho Díaz se ubica entre los únicos 6 jugadores que han marcado un doblete en la historia de los partidos frente a la poderosa escuadra brasileña.
En fin, una noche para enmarcar la de Luis Díaz, la perla colombiana codiciada por los mejores equipos del planeta, Liverpool y Barcelona entre ellos.
Lucho Díaz no hace otra cosa que agrandar su historia.