Azucena Ríos
En el corazón del Barrio La Cumbre de Floridablanca, la reciente victoria de Daniel Acuña como concejal, con un total de 1423 votos, ha causado conmoción y admiración en toda la comunidad.
A pesar de enfrentar duras adversidades, Daniel ha logrado consolidarse como un líder popular, con un arraigo profundo en la comunidad que lo vio crecer.
Su historia es un testimonio vivo de la lucha por el cambio social
La figura de Daniel Acuña trasciende la esfera política convencional, encapsulando la esencia misma de la perseverancia y el compromiso comunitario. Desde sus inicios, ha seguido los pasos de su padre, Héctor Acuña, un líder social que luchó por el cambio en un contexto político tumultuoso.
Don Héctor, perdió la vida siendo aún muy joven, en un escenario donde Floridablanca vivió una grave violencia política, lo que alimentó el fuego dentro del corazón de Daniel, gracias al ejemplo que recibió de compromiso con la transformación social.
Hoy, Daniel Acuña, convertido en padre de familia, ha dado un paso audaz hacia la política, tras meticulosas planificaciones y la animación de sus amigos. Su aspiración se basa en la esperanza de marcar la diferencia y, sobre todo, de honrar el legado de su padre.
A pesar de sufrir una terrible enfermedad que le arrebató sus extremidades, Daniel no se ha dejado vencer por la adversidad.
Su resiliencia se ha convertido en un faro de esperanza para aquellos que lo rodean, demostrando que la voluntad inquebrantable puede superar cualquier obstáculo.
«Mi padre murió a los cuarenta años, y cuando llegué a esa misma edad, la vida, caprichosa como es, me lanzó un duro golpe que me llevó al borde de la muerte», reflexiona Daniel.
Un fatídico 6 de abril, un dolor abdominal se convirtió en un shock séptico que lo llevó a perder sus dos piernas por encima de las rodillas, dos dedos de la mano, y tejido de los brazos y la nariz. Las cicatrices que adornan su cuerpo son testimonios vivos de la batalla contra la muerte.
En el año 2015 obtuvo 180 votos cuando se postuló a 2015 a la Junta de Acción Comunal, del barrio La Cumbre. Cuatro años después, duplicó esa cifra y continuó trabajando con la gente, incluso fuera de las épocas electorales. Este año desde temprano estuvo listo para postularse.
Él sueña con volver a caminar y entrar a las oficinas del Concejo con paso firme. No importa si lo logra con prótesis, muletas o su inseparable ‘caballito rojo’.

Su proceso de recuperación avanza con éxito, en gran parte gracias a la generosidad de personas solidarias que han contribuido a su causa.
La historia de Daniel Acuña es una recordatoria poderosa de que, incluso en medio de la adversidad más desafiante, la esperanza y el compromiso con la labor social pueden abrir caminos hacia un futuro mejor.
