Martín Parra
La madrugada del 20 de junio, el volcán Kīlauea, uno de los más activos del planeta, volvió a entrar en erupción en la Isla Grande de Hawái. Desde entonces, impresionantes fuentes de lava, columnas de gases y un resplandor anaranjado han capturado la atención del mundo entero. Las imágenes satelitales y los videos tomados por habitantes y visitantes se han viralizado en redes sociales, generando una ola de asombro y respeto ante la poderosa fuerza de la naturaleza.
¿Qué está pasando en el Kīlauea?
El Kīlauea se encuentra dentro del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, y aunque ha presentado actividad intermitente en los últimos años, esta nueva erupción se distingue por la magnitud de sus fuentes de lava, que han alcanzado alturas de hasta 50 metros. Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), la actividad se concentró inicialmente en el cráter Halemaʻumaʻu, un lugar simbólico y de alta sensibilidad geológica.
No se han reportado heridos ni daños en zonas pobladas, pero el nivel de alerta se mantiene elevado, ya que la emisión de dióxido de azufre puede afectar la calidad del aire en comunidades cercanas.
Un espectáculo natural, pero no inofensivo
Aunque muchos lo ven como un fenómeno visualmente impresionante, los expertos advierten que las erupciones volcánicas también son eventos potencialmente destructivos. El Kīlauea es conocido por su lava fluida y extensa, que en 2018 arrasó con más de 700 viviendas y modificó el paisaje costero de manera permanente.
La actual erupción, aunque contenida por ahora, nos recuerda que los volcanes son organismos vivos dentro de la Tierra, capaces de alterar ecosistemas, cambiar el curso de ríos, e incluso modificar el clima a corto plazo.
Un volcán en tiempo real… gracias a las redes
Lo más impactante de este evento es cómo ha sido documentado casi en tiempo real por miles de personas. Videos en TikTok, transmisiones en vivo en Instagram y clips en X (antes Twitter) muestran el rugido de la Tierra y las lenguas de fuego que emergen desde el corazón del cráter.
Este fenómeno ha motivado también una ola de visitas al parque nacional, lo que obligó a las autoridades a establecer medidas de seguridad para proteger tanto a turistas como a equipos científicos que monitorean el comportamiento del volcán minuto a minuto.
¿Qué sigue para el Kīlauea?
El USGS ha informado que continuará vigilando el sistema volcánico con instrumentos sísmicos, cámaras térmicas y drones de alta precisión. La actividad podría prolongarse durante días o semanas, aunque todo dependerá de la presión interna y del comportamiento de las fisuras subterráneas.
Mientras tanto, los científicos recuerdan que la actividad volcánica es parte del ciclo natural del planeta, una forma en la que la Tierra se renueva, a veces con dramatismo, pero también con belleza.
