Martín Parra
En la madrugada del lunes 9 de diciembre, las autoridades lograron la recaptura de Óscar Camacho, alias «Pichi», considerado uno de los narcotraficantes más peligrosos del país y conocido como el «Pablo Escobar santandereano». El operativo se llevó a cabo en la vereda El Noral, en Copacabana, Antioquia, gracias a un equipo especializado de la Fiscalía y la Policía Nacional.
Alias “Pichi” había estado prófugo desde el 9 de octubre, cuando burló la vigilancia de su prisión domiciliaria en Medellín. Durante su captura, el narcotraficante se encontraba acompañado por escoltas armados. En el procedimiento, se incautó una pistola Five Seven, calibre 9 milímetros, junto con cuatro proveedores y 99 cartuchos. Junto a Pichi, fueron aprehendidas otras dos personas que servían como escoltas.
Un historial criminal extenso
Alias Pichi enfrentaba una condena de siete años y medio de prisión por concierto para delinquir, tras ser vinculado a disputas entre facciones criminales aquí en Bucaramanga. Se le señala como líder de la facción «Los de San Rafa», enfrentada a «Los del Sur», por el control del narcotráfico en la región. Su fuga en octubre se produjo poco después de una revisión del INPEC, en la cual se verificó su presencia en la vivienda. Sin embargo, logró evadir el monitoreo del brazalete electrónico.
Destino tras la captura
Luego de ser recapturado, alias Pichi será trasladado inicialmente a Medellín y posteriormente se espera que sea enviado a Bogotá, donde las autoridades han solicitado medidas más estrictas para evitar otra evasión. La operación refuerza el compromiso de la fuerza pública en la lucha contra estructuras criminales que operan en Santander y otras regiones del país.
La captura de alias Pichi no solo representa un golpe a su organización, sino también una lección para reforzar los controles judiciales frente a delincuentes de alto perfil. Su recaptura marca un nuevo capítulo en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado en Colombia.